jueves, 30 de junio de 2011



Siempre pensé que necesitaba tener a gente lejos, tan lejos que pudiera sentirles más cerca que nunca. Saber que en algún lugar alguien espera, alguien vuela alto sin miedo a caer, alguien está donde tú quieras que esté. Y así, entre todas esas personas que se cruzaron en mi camino, había y hay una ciudad diferente, un país en cada nombre, una pulsera en cada voz, una parte de mi en cada lugar. Londres, Tenerife, Madrid, Andalucía, Alemania, Suecia…

Prometí y prometo cerrar fuerte los ojos, sonreír fuerte, saber que no hay distancia cuando se trata de gente que quieres. Y prometo sonreírle al viento. Y prometo llorarle al mar cuando no esteis.

Y es que duele acostumbrarse a las despedidas, a los abrazos de aeropuerto, a los besos de estación, a los mensajes de suerte, a tantos echo de menos, a postales selladas de ilusión, a canciones que recuerdan, a caminos que separan, a lunas que unen.

Toca echar tanto, tanto de menos..

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