
Había acabado el verano, y con él, un avión parecía aterrizar. Aunque creo que aún ahora vuela demasiado alto.
Aquel domingo, tras un finde de vicios y conciertos bailados, de decir déjame y agarrarte fuerte. Un reloj no dejaba de sonar, tic-tac, tic-tac, una llamada, tres, cuatro. ¿A qué hora sales?
- En 20 minutos- contestó. Cogió el abrigo verde y se envolvió en su vieja bufanda gris. Apuró el paso por las calles mojadas, llovía sin cesar, de nuevo la capucha hasta la punta de su nariz. Tenía tanto que contar y tanto que preguntar. Quisiera decirle cuánto era de feliz, que de la noche a la mañana esta ciudad volvía a brillar, que encontró su hogar en otros acentos, que todo sonaba de forma diferente. Y también, también deseaba estrujarla con todas sus fuerzas. Cómo os echo de menos.. se decía una y otra vez mientras la observaba, tan serena y sonriente como siempre. Y una vez más, decir adiós.
Estaba anocheciendo, subía las escaleras.. el cuarto. Eran las ocho y pico de la tarde. Tenía que inspirarse en un "specttacoli di magia", sonaba Bob Marley y sin saber cómo, consiguieron escribir dos páginas entre sonrisas y palabras no entendidas. Una cena para cuatro y ésta vez, a pocos metros de su casa, parecía mangiare en Calabria. Preguntan si es paciencia, preguntan por qué. Es entonces cuando no dejan de reír, cuando un grazie y un abrazo te dejan sin aliento.
Y aspetta antes de irte. Y todo vuelve a sonar.
Y tú, tú vuelves a ser la niña de getxo,
la chica de ayer.
:) aun recuerdo cuando sacamos esa foto...
ResponderEliminarEsta vez es un hasta pronto...xD
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