sábado, 18 de octubre de 2014

Versus Coconut o Arte multiorgásmico


No podría definirlo de otra manera. Desde el primer instante -sí, ese en el que ya el olor a vainilla se traduce en un "quédate y respira"- hasta el sorbo de la última cerveza.

Lo cierto es que, antes de salir de casa, me había guardado un par de textos en el bolsillo de mi mochila. Quizás, con eso del micro abierto, me atrevería a subir. Pero entonces llegó Diego Ojeda inaugurando magia. Y ahí me encontraba yo, con los labios hasta el suelo de tanto babear con su palabra, con su manera de expresar, de transmitir, de contar. Desde su chica revolucionaria hasta la última nota de su guitarra. POETA. Sí, de esos que te calan hasta los huesos y te atraviesan todas y cada una de tus costillas. Deseaba que no acabase nunca, estábamos metidos hasta el fondo en esa manera de amar y compartirlo tan brutal. Por supuesto, no abrí el bolsillo de mi mochila. Y cuando deseabas con todas tus fuerzas que siguiese contándonos, que siguiese sonando esa guitarra, da las gracias y se sienta. Ya no puede haber nada mejor, pensé.

Pero entonces pasó.

Marta Tchai, Marta Tchai hizo silencio contándonos sobre aquella mariposa, dándonos la vuelta al corazón y envolviendo cada milímetro de piel en su canción. Un cd que me acompaña, que ya no me suelta. Esta chica era fuerza, era MAGIA, era vida, era arte.Y cuando deseaba con todas tus fuerzas que siguiese sonando su voz y guitarra, da las gracias  y deja el escenario.Ya no puede haber nada mejor, pensé.

Pero entonces,

entonces ví a una Irene G Punto fundiéndose en un abrazo con Marta, secándose las lágrimas minutos después. Tenía los pelos de punta. Un abrazo que desconocía me había apretado el corazón más que nunca. Estaba inmersa, inmersa en la fuerza de unos tacones rojos que intentaban calmar a tanta emoción.

Y subió al escenario Pablo Aznar, recogió todos nuestros recuerdos y los desenfocó. La vida parecía aliviada en ese instante. Pablo, que creció alimentándose de vómitos con letras y llenó aquel rincón de color, color que todos -decía- merecíamos tener. Que nunca fue sano vivir en RECUERDO. Gracias, Gracias por decir lo que a veces olvidamos. Gracias por un Carlos Nuñez haciendo MELODÍA. Gracias por tanta magia. Y cuando deseabas con todas tus fuerzas que siguiese compartiendo, que siguiesen sonando sus palabras con acordes, dan las gracias y vuelven a su sitio. No puede haber nada mejor, pensé.

Y entonces,

sus tacones rojos y un fotógrafo que se convirtió en una banda de Rock'n'Roll, Irene G Punto al ritmo de Dimauer.  Hicieron de poesía diferencia. Sus palabras, su fuerza brutal, su manera de moverse al ritmo de la guitarra, de expresar con el cuerpo y su voz. Nos descontextualizaron el ALMA. Nos llevaron al mar. Qué ganas de llorar, qué ganas de llorar de tanta sobredosis emocional. Bajo el cielo de Madrid y sintiendo en cada poro de mi piel el sonido de mi hogar, el olor a salitre. Palabras para tatuarse y gritarle a la vida. Qué grande, que jodidamente grande.

Y cuando deseabas con todas tus fuerzas que no acabase nunca este 1230984390583409380 orgasmo....

El presentador tantísimo desparpajo y gracia innata en un mismo cuerpo, sin dejar de robarnos carcajadas entre cada una de las presentaciones. Él, con la mano inocente de Gema Temprano -quién, con Irene, había entregado el CORAZÓN, el alma y las entrañas para que tanta magia viese la luz-  sorteaban un hogar para una ilustración de Carmen Bueno, que se hizo y nació de todo lo que esa noche fue. Carmen plasmó con líneas y a tiempo real lo que, de verdad, cuesta tanto explicar con palabras. Crucé los dedos para que se viniese conmigo aquel recuerdo..  pero estaba claro que tenía que volver sí o sí.


Un micro abierto con artistas como SuperNadie y Amor a Roma, que nos dejaron totalmente boquiabiertos con tanta voz, guitarra y fuerza.



Gracias, Gracias a todos y cada uno de vosotros. Gracias por este chute de magia, de vida. Gracias por tanto arte multiorgásmico.


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